sábado, 25 de diciembre de 2010

Tensión, Propiedad y Cultura, Los frutos del Arbol



Mientras vivamos en un sistema basado en el capital financiero, el valor de las cosas se traducen en dinero o deuda, y mientras esto sea así, las cosas, los productos valen "pasta". Yo intento renegar de esta estructura como forma de vida en comunidad pero las cosas son como son. No tendría ningún problema en regalar todas mis obras siempre y cuando también me regalen las cervezas, la comida, los servicios, la tecnología... es decir, mientras no exista ese lucro material.

Por muy utópico que parezca, esto ya es posible, tenemos al alcance la tecnología suficiente y la energía ilimitada para poder empezar a llevar a cabo un cambio real en el desarrollo colectivo, a lo largo de la historia se ha demostrado una y otra vez que lo que parecía imposible con intención deja de serlo, o acaso no lo es la red o la telefonía, que nos permite comunicarnos de una u otra manera con cualquier individuo prácticamente al instante, eso hace solo 50 años era digna mención mágica o pura ficción, pues yo creo que los limites se superan día a día, creo que dentro de otros 50 años podríamos mirar atrás y reirnos de las aflicciones que invaden nuestros días.

Espero que nos demos cuenta que debemos caminar hacia otro tipo de lucro, el sensitivo, donde se disipe ese valor irreal superficial, donde los seres vivos llevemos al termino superlativo nuestra faceta creadora, ya sea haciendo música, películas, pintura como haciendo comidas, jugar algún deporte o incluso mas importante, amandonos.

Pero la película, nunca mejor dicho, no es esa. Unos quieren que el modelo de negocio sea similar a lo que era antes, a los cuales les invito a pensar en una nueva dirección, desconocida parcialmente por el momento, ya que a quedado patente que el antiguo manifiesto definitivamente ya no es valido. Otros no son conscientes del valor de la creación, del esfuerzo emocional que implica ello (y material, bastante costoso por cierto), en mi opinión prefieren el producto banal al producto amoroso-sensitivo.

Para finalizar una reflexión. Tal vez todos nos estemos equivocando de partida, pues el problema de este árbol enfermo no reside en sus hojas o ramas, sino en sus raíces, debemos replantarlo ya. El dilema no son las leyes, no es la neutralidad libre de la red, ni el robo, ni la propiedad... el problema es la estructura financiera en la que se basa hoy en día nuestras vidas.

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